Él la miraba intentado adivinar
el secreto que escondía
tras el brillo de sus ojos.
Ella le miraba a él,
tratando de imaginar
el pensamiento fugaz
que surcaba por su mente
en ese preciso instante,
en el que se encontraban, frente a frente.
Y mientras el mundo gira,
sus mundos se paralizan
y se abre un infinito de posibles aventuras,
y aparece, inoportuna,
la tan temible locura
que les susurra bajito
que si se unen sus cuerpos
se abrirá el Infinito,
que sus vidas, de la mano,
serán caminos de dicha,
que al despertar cada día verá los ojos de ella
y ella verá su sonrisa
y él sentirá por fin que es hermosa la vida
y en sus ojos una luz revelará sin remedio,
que ha descubierto el secreto
del brillo de aquellos ojos,
que lucían al mirarle por haber vencido al miedo.
Mas los suyos no lo hicieron
y unos instantes más tarde,
sus caminos, separados, continuaron creciendo.