No es fácil enfrentarse al miedo, ni olvidar el frío de un ayer encajonado. Duele mirar a los ojos de aquella persona en quien confiabas y ahora es solo una extraña que jamás llegaste a conocer.
Sin embargo, solo necesitas tomar conciencia de ti, amarte por todos los que no lo hacen, mimarte, creerte, abrazarte, besarte las heridas, coserte los rotos y amar tus cicatrices, que te diferencian, que son solo tuyas y que indican tu capacidad de restaurarte. Porque por encima de todo y más que nada, te debes fidelidad a ti misma, valentía para luchar por tus sueños. No hay otra persona que los conozca como tú lo haces, ni mucho menos que vaya a luchar por ellos como se merecen.
Leer más