Pesaron más mis anhelos de libertad, mis ganas de beberme el aire, de sentir el viento, de volar por dentro. Influyeron mucho las notas de las canciones que ahora bailo descalza, sintiendo el frío del suelo en las plantas de mis pies, mientras estoy ardiendo interiormente. Pero este es un fuego que no quema, que se refleja en mis ojos y que me aporta la temperatura ideal para sentirme viva, plenamente viva.
Pesaron más y rompieron las cadenas que impedían que escapara, y aplastaron a los miedos que intentaban engañarme para que me quedara ahí. Y ahora que corro libre, que miro al cielo, que ya no temo; ahora, la palabra “lejos” me suena bien.
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